Por Máximo Luppino
La unión hace la fuerza. Creemos que cuando los hombres suman sus energías y anhelos los objetivos elevados se tornan posibles de concretar. Luego de alcanzar la cumbre deseada hay que saber mantenerse encumbrado, respirando el aire enrarecido del poder.
En nuestra patria chica, desde que conformábamos el viejo y mítico distrito de General Sarmiento hasta su fragmentación en los tres municipios actuales de Malvinas Argentinas, San Miguel y José C. Paz, existieron múltiples “sociedades políticas”. Recordamos la dupla de Luis Ortega con José De Luca, luego Aldo Rico con Oscar Zilocchi y la más reciente la de Joaquín De la Torre con Alfonso Coll Areco. Todas ellas amasaron gran poder mientras reinaba la armonía. Luego de dinamitada la humana relación comenzaron los problemas que resonaban en un parcial deterioro de la administración pública.
En casi todos los casos es difícil establecer las causas de los conflictos que desembocaron en estrepitosas rupturas.
Aterrizando en nuestra local comarca, hace unos días el senador Alfonso Coll Areco manifestó su voluntad de competir por la intendencia de San Miguel dándole al mosaico político local un matiz singular. Todos los que conocen a Coll Areco saben que tal decisión fue delicadamente examinada y desmenuzada en sus más ínfimos pormenores. Lejos de todo impulso son determinaciones pensadas.
Hoy se ve una fracción pequeña de una movida política que encierra a muchas personas desconformes por el destrato de la administración local. Mucho más aún, el proyecto de Alfonso 2015 está respaldado por históricos protagonistas de la vida social y política de la región.
Por último, el “soberano”, en las urnas, reflejará su incuestionable voluntad. Sólo podemos afirmar que la precandidatura del senador en cuestión promete una batería de acciones pocas veces desplegadas en un distrito de la provincia.
El tiempo con su veredicto de éxitos y fracasos nos mostrará sus resultados. Alfonso Coll Areco promete dar batalla en un territorio que le es muy familiar: El del trabajo constante y disciplinado… La acción política es apasionante y atrapa la atención de hombres que aman el poder.
Es un “pecado” descartar personas como si fueran muebles en desuso o cenizas de un fuego que una vez nos abrigó y nos alentó… y este proceder trae duras consecuencias.
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