El túnel del Pro-Cambiemos está lleno de sombríos y tétricos laberintos donde se sumergen las penurias de los pobres, para extraviarlos por siempre de toda esperanza. La luz al final del túnel es la FE del pueblo en sí mismo y en los dirigentes emergentes de sus propias divinas entrañas.
Es la certeza de los pueblos en la magnífica llama de luz dorada del soberano SOL.
Cambiemos nos habla de luz artificial, la de los ricos dueños de los reflectores que sólo apuntan iluminar sus propios mezquinos intereses. El vil señuelo de las multinacionales que se tornan poderosas económicamente apoderándose del trabajo fecundo de los pueblos del mundo, sepultándolos en la más humillante pobreza. Aquí, nuestro presidente Mauricio Macri les permite llevarse el ORO de nuestras tierras sin gravamen impositivo alguno ¡Un “legalizado” saqueo de los bienes supremos de nuestra tierra! Mientras, el argentino que hiere a la madre tierra arrancándole el precioso mineral no llega a fin de mes con decoro económico.
El trabajador posee el anhelo de que trabajando pueda educar con soltura a sus hijos, proveerlos de lo necesario para que se desenvuelvan con dignidad. Comenzando por el merecedor sustento alimenticio, el vestir y el estar rodeado de la certidumbre que con los sueldos laboriosamente ganados por sus padres puedan proyectarse a un futuro mejor. Escalar en el sendero del progreso para ver a su familia vivir con felicidad y desarrollarse en la sana cultura del SER ARGENTINO.
El túnel de Cambiemos en la voz de González Fraga que con total liviandad cuestiona el sufrir de los humildes expresando: “Hay que ver que tan pobre son los pobres”. Otra perla negra en el macabro collar de frases desafortunadas de los “monarcas de la vida”, de los mentores de los amarillos globos, los de la “revolución” a favor de los millonarios. De los que siendo funcionarios nacionales poseen la lujuriosa desfachatez de poseer sus abultadas fortunas personales en el exterior, casi como un manifiesto de admiración en las economías extranjeras.
¿Desean pobres de la magnitud existentes en las tristes calles de Calcuta? ¿Se referirán a esos pobres de las características de los casi cadáveres aún vivientes, sin voluntad propia, arrojados cual despojos humanos en las tristes calles de la milenaria India? A esos HERMANOS que la Santa Madre Teresa De Calcuta asistió con tanto AMOR…
La luz al final del túnel en boca de Cambiemos suena a hueco, a mentira, a limosna lastimosa lanzada a los desposeídos, cual migajas caídas del suculento banquete de la mesa de los magnates.
En vísperas del bicentenario de nuestra gloriosa Nación ARGENTINA, nuestro pueblo superará esta pesadilla que irónicamente algunos llamaron “Cambiemos”
El pueblo argentino jamás será enclaustrado en túnel alguno. Más bien vemos a nuestra gente gozar de la libertad de nuestras indómitas VERDES PAMPAS.
Máximo Luppino
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