¡ESTOS NO SON LOS SINDICATOS DE PERÓN!

jueves, 11 de enero de 2018


Pertenecer al mundo sindical significa vivir un profundo compromiso con los trabajadores a los cuales se representa para obtener mejores condiciones laborales más un digno salario por la actividad productiva que prestan. 

No era fácil defender a los trabajadores. Mucho menos honrar un ideal político-social en favor de los asalariados. Se podía esfumar la vida por ser fiel a un sentir definido y solidario. Éste fue el caso de José Ignacio Rucci, líder de la entonces prestigiosa Confederación General del Trabajo (CGT).
Rucci provenía de la mítica UOM Unión Obrera Metalúrgica, un sindicalista honesto alineado con los principios del presidente Juan Domingo Perón, cruelmente asesinado por delincuentes subversivos que decían representar al pueblo. Su argumento de balas y muerte dejó al descubierto sus miserables objetivos.   José Ignacio Rucci pagó con su vida por la coherencia de su vida sindical. NO se enriqueció entregando principios a las malas patronales, ni siendo un monigote del poder de turno. José Ignacio Rucci, un sindicalista íntegro, un ejemplo de militante peronista. 
El triste y calamitoso caso del “Pata” Medina, un sindicalista detenido por condicionar obras de construcción en la ciudad de la Plata si no le depositaban antes un “canon” monetario extorsivo, desvirtúa por completo la adecuada acción sindical para estar identificado con delincuentes comunes e inescrupulosos. 
Hace pocas horas la justicia detuvo a Humberto Monteros, líder de la UOCRA de Bahía Blanca, junto con toda la cúpula sindical de esa localidad.
La primera denuncia fue realizada por la mismísima gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. Un cúmulo importante de denuncias habrían llegado al despacho de la gobernadora, quien actuó claramente denunciando los hechos imputados a los ahora 13 detenidos, con por lo menos 3 prófugos. Una “impecable” organización mafiosa. 
Estos NO son los sindicatos de PERÓN, son sindicalistas millonarios, con representados hambreados por su conducta delictiva.
Un grupo de gremialistas coimeros están manchando un histórico prestigio de hombres como Rucci que prefirieron ofrendar su vida antes de traicionar sus principios. 
La acción sindical en sí es digna y loable, pero los mercaderes del sudor ajeno deben alejarse de tan importante tarea. Bien sabemos que por cada sindicalista corrupto existen decenas de honestos dirigentes que ponen el cuerpo por sus compañeros de fábrica u oficina. 
También sabemos que la maleza crece junto al dorado trigo. Es decir, muchas críticas a los sindicatos parten del interesado propósito de desprestigiarlos al punto en que sueñan volver al feudo totalitario de una patronal esclavista y chupasangre. “Todo en su medida y armoniosamente” diría el mentor de los sanos sindicatos en la República, el tres veces presidente de la Nación, Juan Domingo Perón. 
La justicia “selectiva” no parece justicia, más bien, juega el juego del poder, que a esta altura ya es el “deporte nacional” dilecto por práctica asidua y constante. 
Fuerza a los RUCCI, ostracismo sin honores para los que se enriquecen con el esfuerzo de sus compañeros. 
El ex presidente Eduardo Duhalde dijo: “Sin elecciones partidarias libres, no puede haber partidos políticos sanos con vocación de servicio y triunfo electoral.” En este sentido, Duhalde está trabajando para unificar y revitalizar genuinamente al justicialismo que amamos. Tenemos esperanza en que Duhalde pueda sumar voluntades en este sentido. 
En todas las provincias, en cada pueblo y paraje, hay PERONISTAS dispuestos a trabajar para que los ideales de EVA y del GENERAL vuelvan a regir la vida de la República. Los que utilizaron al peronismo para personales fines NO desean elecciones, saben que pierden y que la renovación partidaria debe ser profunda y efectiva. No necesariamente con “caras nuevas”, más bien con actitudes nuevas y pujantes, con hambre de batallar y triunfar.  
El deterioro moral del sindicalismo está vinculado de alguna manera a la falta de fuerza e ideas de un justicialismo a la deriva, navegando en un mar de especulaciones e incertidumbres. Este es sin dudas el camino de un nuevo fracaso. 
ELECCIONES en todos los órdenes de nuestro partido justicialista. Basta de bufones de la corona. Sacrificio y austeridad espartana para triunfar, hasta dejar la piel lacerada en la sana competencia. 
Entonces volverá la DIGNIDAD a la CGT, a sus sindicatos. Entonces sí podremos decir: “¡ESTOS SON LOS SINDICATOS DE PERÓN!”

            Máximo Luppino

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