LOURDES Y TAMARA, LA DELINCUENCIA MATA

lunes, 30 de julio de 2018


Lourdes Espíndola de 25 años tiene muerte cerebral irreversible según los informes médicos; Tamara Ramírez, de 26 años, también fue cruelmente asesinada. Dos mujeres policías ultimadas cobardemente con menos de 12 horas de diferencia. La provincia de Buenos Aires con su imperio de crimen y delincuencia parece no tener límites en su derrotero de negra crueldad. 

No debemos “habituarnos” a lo que ya parece una infamen costumbre: La muerte en manos de inadaptados que NO pueden seguir de ninguna forma en libertad ya que matan e infringen dolor cual una “moda” del hampa inhumana. 
 Un desafortunado comentario de un funcionario provincial nos habla de “Rachas estacionales” como si fuese un fenómeno climatológico de temporada del crimen de uniformados. Sobre la herida abierta reinante, éste desubicado “servidor público”, agrega un puñado de sal con sabor a indiferencia despiadada, ausente de toda humana compasión.  
Los argentinos toleramos lo intolerable. Si se ultima a uniformados con tanta impunidad, ¿Qué le queda al hombre común? 
Dos mujeres jóvenes con familia y un millón de sueños por cumplir fueron desprovistas de la VIDA que DIOS otorgó en gesto de infinito amor. 
La sociedad debe saber decir BASTA. No protejamos conductas delictivas y “sospechemos” infundadamente del que viste un uniforme para servir a su semejante. Sepamos honrar las VIDAS de LOURDES y TAMARA, dos jóvenes heroínas víctimas de una salvaje delincuencia que se enorgullece matando personas. Es hora de ser claros y rígidos con los que no conocen la piedad. 
Una noticia tapa a otra noticia y el dolor queda olvidado en el vértigo infame de “el espectáculo debe continuar”. Así parecemos tan superfluos que creemos olvidar lo que siempre debemos tener presentes: ¡él valor sublime de toda vida humana!
Lourdes y Tamara, dos heridas que no nos debemos permitir olvidar. NO es “un fenómeno estacional”, es un diagnóstico de una sociedad enferma de materialismo, egoísmo e indiferencia. 
Que estas muertes no sean en vano, que no sean vistas como meras frías estadísticas. Son mujeres argentinas, policías, que servían a su comunidad. DIOS bendiga estas ALMAS y dé valor a sus familiares para seguir viviendo sin odios ni rencores. 
Nosotros recordemos siempre el dolor de las ausencias. 
¡Gracias, Lourdes y Tamara!...

            Máximo Luppino 

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