PACTO DE CABALLEROS EN EL LODAZAL ÉTICO

martes, 23 de abril de 2019


No estamos en Camelot, ni gobierna el rey Arturo. Tampoco debemos confundir a buenos empresarios con valientes caballeros prontos a dar su vida en franca batalla para defender la dignidad de su patria. Claro está que Durán Barba reside en una atmósfera mental muy inferior al célebre y magnífico mago Merlín, apóstol del bien. Por supuesto que, por más errores cometidos, Cristina dista mucho de ser la malvada Morgana. 

Es que, en nuestra querida Argentina, ciertos episodios parecieran emerger de legendarios relatos épicos más que del fruto de la sensatez de equilibrados gobernantes.  Si analizamos las descripciones que esbozan ciertos funcionarios nacionales sobre la situación actual de nuestra Nación, veremos fácilmente qué próximo están sus dichos de las más coloridas fábulas infantiles.  Por ejemplo, nos hablaron de un pacto de caballeros para generar los “Precios esenciales”; pero acto seguido, el presidente Mauricio Macri, dictó un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que multa a las empresas hasta con 200 millones de pesos y 30 días de clausura si se incumple con lo pactado. ¿Qué clase de pacto de caballero se rubrica con una medida de sanción millonaria y clausura? ¿Dónde reside la caballerosidad? Más bien se generó un vulgar y casi insolente apriete a los empresarios. 
Si la economía de la Nación marchara por los carriles normales no habría necesidad de precios controlados, cuidados, congelados o esenciales. Sólo debe haber trabajo para la gente y sueldos dignos. Actuando de esta suerte, la relación de compra y venta se equilibra por sí misma en la esfera de un pueblo con capacidad de adquirir lo que necesita y le gusta. 
Discriminación atroz sufre nuestra población cuando se ve obligada a consumir segundas, terceras y hasta cuartas marcas de productos alimentarios para sus hijos. ¿Es este el sistema que pretende superar al llamado populismo?
En la casi bélica atmósfera mental del “sálvese quien pueda” que generó el gobierno se pretende galvanizar un supuesto pacto de caballeros. Mejor sería que garanticen trabajo para la gente y plena ocupación para los habitantes de esta sagrada tierra antes que enredarse en una madeja de especulaciones que sabemos finaliza mal. Marcos Peña, que no es Lancelot, dispara frases provocadoras a la inteligencia popular. La mesa llena de alimentos es la mejor campaña para cualquier gobierno. 
El patriotismo está intacto en los humildes de la Nación y en la pujante clase media. Donde el sentimiento nacional parece ausentarse es en la actitud de los funcionarios que poseen sus abultadas fortunas trabajando en el exterior. 
Fideos sin huevo y con harinas saturadas de grumos, agua saborizada con gusto a leche, yerba mate con palos y residuos de ligustrina, ¿ese es el cambio de los “Newman Boys”? Tal es la incertidumbre que, puertas adentro del gobierno, el PLAN V se convirtió en un puerto de esperanza para todo Cambiemos. Así es que la carta de esperanza de un posible triunfo reside en que se presente como candidata María Eugenia Vidal y que Macri de un paso a costado. 
Hoy parece aún lejana esta posibilidad, pero cada día que pasa la presión en favor de Vidal aumenta. María Eugenia es hoy el pico más alto de los amarillos anhelos. 
Para los tiempos políticos, las elecciones generales del 2019 están encima; pero, para los que padecen hambre, la semana entrante es un siglo.
Mientras Mauricio manda a construir la mesa redonda, para sus inexistentes caballeros, de noble madera lustrada, la angustia crece en los populares bolsones con la desesperación que la realidad impone. 
¡DIOS temple el sabio espíritu de los pueblos!

            Máximo Luppino

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