MACRI ENSAYA SU RETORNO

viernes, 7 de febrero de 2020


Para Mauricio Macri, fútbol, política y poder son eslabones de su dilecta cadena de personales objetivos y ambiciones. Esta situación explica su reciente e inesperado desembarco en la FIFA como presidente de la fundación de la tan desprestigiada como poderosa entidad futbolística mundial. 

Mauricio tendrá acceso a una millonaria cifra en dólares para manejar a su discreta decisión. ¿A quiénes “ayudará y estimulará”? ¿Será una vez más el fútbol un trampolín político para sus planes de retorno al poder?
Las casualidades no existen. Sí imperan las causalidades. Así que ya que Mauricio protagonizó una gestión presidencial llena de gambetas y caños, con jueguitos para la tribuna, con escasos goles y muchos pelotazos a cualquier parte, no es extraño que se entremezcle con la institución, para muchos, tildada como la más mafiosa por excelencia.  
Macri prometió en campaña un “Cambio” profundo y llamativo. Pero como en el popular deporte, pasión de multitudes, encaró para delante para, en realidad, jugar una intrépida “chilena” pateando los intereses de la Nación para atrás, desconcertando a propios como a extraños. La carrera del ex primer mandatorio de la Nación comienza con la presidencia del club Boca Juniors, luego la Jefatura del Gobierno de la Ciudad con su frondoso y envidiable presupuesto y la singular laboriosidad de Rodríguez Larreta. Así se proyecta Macri a la presidencia de la Nación. 
El éxito que le sonrió a Mauricio en Boca y en la Jefatura de la Ciudad le fue más que esquivo en la presidencia nacional,  con casi la mitad de la población sumida en la extrema pobreza, una inflación que colocó a los habitantes  en un estado de angustia permanente, dibujando una oscura noche en la esperanza de los argentinos. Así fue que pierde la posibilidad de su reelección a la primera magistratura, siendo vencido por la dupla de los Fernández.   
Macri demuestra ser el político  más audaz del arco opositor, capaz de culpar a sus socios predilectos como los autores de sus propios yerros. Así lo expresó en una reunión llevada a cabo en la Provincia de Rio Negro, donde sus ministros y la UCR eran los responsables, según sus dichos, del desastre que él lideró. 
En el PRO no se avizora al día de la fecha una persona capaz de arrebatarle su poderoso caudillismo, cimentado en un fervoroso antiperonismo ancestral al que le rinde profundo y devoto culto. 
El destino de las fuerzas opositoras está en mano de las acciones de gobierno del presidente Alberto Fernández. Una gestión aceptable que controle parcialmente la inflación y proyecte empleo genuino destrozará toda maniobra opositora por ingeniosa que sea. 
Alguien dijo que se practica deporte con la impronta con la cual se vive. Así hay jugadores impetuosos, habilidosos y retraídos. Mauricio, se nos ocurre, juega si él es el dueño de la pelota y cuando tiene en sus pies la esférica mira del reloj para especular con el tiempo que es, en definitiva, el gran tirano de las grandes jugadas de las personas. 
¿Se tirará de cabeza Macri en el área de penal? ¿Especulará con los desencuentros del equipo rival? ¿Buscará “seducir” algún réferi distraído para que consagre sus tiros al arco?
El poder del dinero es asombroso y sorprendente, sólo empalidece con los designios sagrados del solemne protagonista de todas las canchas, el que marca y determina el comienzo y fin de las puerilidades mundanas. 
El soberano del todo tiene en sus manos el silbato magistral de la durabilidad de las jugadas. 

        Máximo Luppino

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