Mientras a los argentinos se nos aleja la posibilidad de que el Santo Padre Francisco visite su propia patria, el jefe de la comunidad mundial católica finaliza su histórica visita de tres días a Irak, uno de los países más peligrosos del planeta. El mensaje perecería decirnos que la mentira y la difamación suelen ser más dañinas que las mismísimas horrorosas bombas.
Empeñada nuestra sociedad en profundizar las peleas internas, el Papa siente que podría ser objeto de un manoseo político electoralista insano por propios y extraños. Los grandes medios periodísticos del mundo reflejaron en sus titulares la importancia relevante de que un Papa llegue por vez primera a Irak, una de las cunas del universo musulmán. Aquí en su Nación muchos medios de comunicación apenas mencionaron lo que fue sin dudas la reunión ecuménica más significativa del papado católico. Un paso fundamental hacia la paz tan necesaria para el planeta.
En la ciudad de Mosul reinó la FE sobre las ruinas que Isis generó con su despiadada violencia. La Santa Misa se ofició entre escombros, piedras y desechos edificios que atestiguan hasta dónde puede descender la humanidad si es capturada por el odio y el mal. En ese escenario dantesco Francisco dijo: ¡La venganza es un espiral de represalias sin fin!”… Qué bueno sería mediar profundamente sobre esta sentencia aterradora. En Argentina estamos aún a tiempo de salvarnos de la malignidad del sórdido rencor que sólo reconoce la destrucción como argumento válido.
Francisco, a gusto en Irak y espantado por gran parte de sus conciudadanos, por sus hermanos de bandera. Los musulmanes respetan y valoran al humilde Papa de caminar pausado y de mirada profunda con un corazón magnífico lleno de Amor a DIOS y a la humanidad. Algunos necios, quizás otros mal intencionados, pretendieron reducir a este gran hombre a la condición de “un puntero político”. Cada uno juzga con las varas morales de su propia interioridad. Vemos lo que queremos de antemano ver.
Apenas el 1% de la población Iraquí es católica. En Mosul más de 12.000 creyentes valoraron la PAZ sobre la guerra, el AMOR sobre el odio. Musulmanes y cristianos se abrazaron como hermanos en espíritu.
Nosotros aún estamos juntando desdichas por nuestra propia mediocridad.
Francisco está luchando para otorgarle a la mujer los derechos que merece desde siempre dentro y fuera de la Iglesia cristiana, además de unir a todas las religiones en fraternal comunidad universal. Concretar cariñosamente el mandato de nuestro señor Jesucristo.
Sincera motivación espiritual despierta en el mundo nuestro Papa Francisco, el argentino más célebre de todos los tiempos. Bajo su augusta figura debemos abrazarnos fraternalmente.
Estamos a tiempo de enterrar nuestras miserias y dar gracias DIOS por los días históricos que nos permite vivir.
En Mosul reinó la FE sobre las ruinas. ¿En Buenos Aires podrá florecer la realidad inteligente sobre el chisme difamador?
Máximo Luppino
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