Las olas de contagio de Coronavirus se suceden una tras otra en el mundo estableciéndose un maremoto de infecciones que enluta al planeta y angustia drásticamente a toda la humanidad.
En nuestra querida Argentina, la segunda ola llegó con una singular voracidad. A punto tal que amenaza con producir un daño social mucho más extremo que el acontecido en el luctuoso 2020. Ciertos político continúan siendo “parte del problema” en vez de cumplir la función de ser artífices de la necesaria solución de la amenazante epidemia que padecemos.
Cuando el egoísmo reina en el corazón de las personas la mirada intelectual de seguro es raquítica, indiferente y profana. Discutir si se realizan las elecciones primarias (PASO) en el probable pico de infecciones es en verdad un absurdo incomprensible.
¿La sociedad abalará un gasto de cientos de millones de pesos, trabajo, esfuerzo y logística en una elección que podría posponerse o suspenderse por única vez debido al daño que el lacerante virus reinante está causando? Movilizar a millones de ciudadanos en el marco de una crisis de salud existente es francamente demencial. Un genuino insulto al sentido común.
Concurramos este 2021 una sola vez a las urnas. Actuando de esta suerte se evitará padecimiento humano y se ahorrarán divisas que la gente necesita para ser correctamente atendida. Además de retirar del radar mental el esfuerzo en energía que conlleva toda elección y todo ese esfuerzo, deberían enfocarse en sanar y prevenir contagios en el pueblo.
Con mucho dolor les recordamos a los “profetas de lo extranjero” que en este momento, el hermano Uruguay posee el índice más alto de contagio por habitantes del planeta. Que el Chile “ideal” que nos cuentan los “libertarios”, el mismo que niega la educación terciaria gratuita a su población, tiene altísimos índices de padecimientos grupales.
Europa cerró las escuelas e impera toque de queda en casi todo el Viejo Mundo…
Sobre la zozobra de salud del querido Brasil sólo podemos lamentarnos de todo corazón y humildemente señalar al presidente Bolsonaro como artífice del desastre sanitario vigente.
Todos teníamos esperanzas en que el 2021 sería un año más benigno que el 2020. Parece que el dolor continuará por lo menos unos largos meses más.
El vaticinio enérgico y duro de Ángela Merkel parece ahora más creíble que cuando dijo al principio de la pandemia: “¡El COVID-19 podría contagiar al 70% de la población mundial!” Hay que escuchar siempre atentamente a la primera ministra alemana.
Ciertamente, TODAS las vacunas resultan positivas en mayor o menor grado. Pero la producción de vacunas resulta insuficiente, sumado a la extrema acumulación aberrante de algunas naciones que condenan al sufrimiento y muerte a países pobres.
El COVID-19 llegó a la Casa Rosada. El presidente Alberto Fernández se encuentra padeciendo el brutal contagio. A pesar de poseer la dos dosis de la vacuna el virus se presentó irrespetuosamente sin reconocer investidura alguna.
El tiempo de medidas más severas es hoy. Pasamos de un promedio alto de 13.000 contagios diarios al alarmante número del martes 6 de abril de más de 20.000 contagios en 24 horas. ¡No tenemos margen para esperarar!
¡Vacunarse y cuidarse van de la mano!...
El gobierno tomará medidas de protección ciudadana. Estas son necesarias e inevitables. Sean las que fueren, gran parte de la población las rechazará airadamente. Pero nos quedan las prohibiciones o el abismo.
La humanidad está bajo fuego epidemiológico. La lucha continúa, la playa de la victoria está cerca, pero hay que nadar aún mucho más.
Fuerza, buena voluntad, espíritu de servicio, vacunas y cuidados nos darán la libertad que tanto añoramos.
Máximo Luppino
Tweet |
0 comentarios:
Publicar un comentario