Caducó el Frente de Todos y surgió Unión por la Patria. Más que un nombre suena a una loable proclama, un deseo fervoroso de libertad y soberanía. DIOS quiera que estemos a la altura de tan bello objetivo.
Unión por la Patria llega en un momento histórico donde reinan las peleas internas en todos los espacios políticos y enfrentamientos demenciales extremos. Mauricio Macri presiona públicamente a Larreta, Patricia Bullrich descalifica constantemente a este último, Elisa Carrió advierte que Macri, según sus palabras, desea aplicar un plan donde se eliminarían derechos laborales con ajustes tremendos y desembocaría en una represión violenta con un gran número de muertos.
En el espacio oficialista nacional, el malestar Massa- Scioli es ya añejo. La falta de comunicación entre Alberto y Cristina es insoportable e inconcebible toda vez que son presidente y vice respectivamente. Aníbal Fernández y La Cámpora llevan un contrapunto público que lacera el concepto de UNIÓN.
Por otro lado, Javier Milei se pelea con todos y genera una fuerza que expulsa a propios militantes honestos, haciendo acuerdos con grandes representantes de la “casta” política que tanto dice aborrecer. Por ejemplo, en Tucumán eligió para que lo represente a Bussi, hijo del represor, quien apenas logró obtener un magro 3%, un verdadero fracaso electoral.
¿Cómo estos dirigentes mencionados pueden trabajar para el bien de su comunidad si no logran mantener una relación armónica con sus propios compañeros de ruta? En este contexto, el nombre Unión por la Patria cobra una significancia superlativa.
El colmo fue la “amenaza” de Aníbal Fernández de recurrir a la justicia si no había acuerdo en el porcentual de cupos de representatividad de la minoría en las elecciones PASO. El acuerdo llegó, pero la amenaza produjo un daño profundo en la confianza entre compañeros del mismo espacio. Fueron tan lacerantes los dichos de Aníbal que parecen haber roto la delicada cristalería de la confianza. Prueba de esto es la mención que Cristina Kirchner realizó públicamente en el acto de la provincia de Santa Cruz. Existen en la política límites claros que no pueden transgredirse.
Luego Cristina habló de la familia como la primera manifestación de la Patria, y de honrar la palabra empeñada y ser coherente en los actos de gobierno. Por último, señaló enfáticamente que este gobierno no contrajo la monstruosa deuda en dólares que se torna muy difícil de pagar con las actuales exigencias. Habló claramente, Cristina, de renegociar la irresponsable deuda contraída por Mauricio Macri con el FMI.
Unión por la patria debe ser un sendero de honestidad intelectual, de trabajo para el bien común y si es necesario de perdón para con nuestros semejantes. Del rencor y la venganza nada bueno emerge. El país requiere esfuerzo espiritual para avanzar hacia un horizonte mejor.
Los desencuentros deben transmutarse en confianza y optimismo para vivir la patria con la que nuestros próceres soñaron.
Máximo Luppino
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