La fiesta de la república se manchó de sangre. Una bofetada atroz sacudió los anhelos de paz de un pueblo que continua luchando por construir su identidad.
30 años de democracia ininterrumpida bien vale una alegre conmemoración, y hasta un orgulloso festejo ¿Por qué no?...
Pero las protestas de las policías provinciales y los arteros saqueos nos recordaron abruptamente todo lo que aún nos falta aprender como comunidad organizada.
Como un funesto mensaje de una Argentina violenta que aún no terminamos de enterrar. Un manotazo cruel de un monstruo despiadado que se resiste a morir; nuestra intolerancia y prepotencia también alimentó los luctuosos hechos que estamos viviendo.
30 años de libre sufragio y 11 fallecidos hasta la fecha por el vandalismo suicida ¡Qué manera de evocar la democracia!... ¿Qué consuelo tienen los deudos de los muertos? ¿Qué decirles a los 2000 comercios saqueados, muchos de ellos pequeños emprendimientos familiares?
Un Estado menos verborrágico y más eficiente a la hora de brindar educación, salud y seguridad es el que debemos construir. Mucho tiempo no hay. Nos corre el calendario, estamos en horas de descuento…
Hemos vivido la más triste evocación de los años de democracia, con muertos, heridos y pillaje social. Quizás como un feroz recordatorio de todo lo duro que significó llegar a esta democracia.
30 años de democracia y el mundo llora a Nelson Mandela. El héroe de Sudáfrica trepaba a los cielos de los libres. Para la clase dirigente mundial y por supuesto para la Argentina en especial un ejemplo sustantivo y mayúsculo de los valores que debe tener un genuino hombre de estado que siempre prioriza el bien común sobre el parcial.
Los líderes del mundo concurrieron a despedir a este auténtico hombre santo, el gran Nelson Mandela. El apóstol de la igualdad racial.
Las comparaciones son tan odiosas como inevitables, en los funerales del gran Mandela, a los argentinos, nos representó Amado Boudou, uno de dirigentes más cuestionados en nuestra patria.
30 años de democracia, entre festivales musicales, balas de gomas, negro humo a cubiertas prendidas y una esperanza que los argentinos jamás vamos a perder.
Honremos estos 30 años de democracia con más participación, con más tolerancia. Más responsabilidad y espíritu solidario.
A pesar de todo: Salud, 30 años…
Por Máximo Luppino - dirigente peronista de San Miguel.
Tweet |
0 comentarios:
Publicar un comentario