NIÑOS

sábado, 9 de agosto de 2014

Un puñado de juguetes abandonados lloran en silencio en un oscuro apartado cuarto; los niños, sus mágicos dueños, han crecido. Nosotros, adultos, aún lloramos más...


Un almanaque implacable sentencia el paso del tiempo, como un verdugo cruel y despiadado quiere apagar esa inocencia maravillosa de los niños, niños que nos recuerdan a cada instante que un cielo de bondad y hermosura existe. 
Claro que nada muere en el recio recuerdo de los padres que aman a la proyección de ellos mismos, sus hijos…
Pensamos en nuestros niños a la vez que recordamos a nuestros padres y abuelos entonces los eslabones de la existencia se unen formando la mística cadena de la vida. 
Cuanta verdad insondable guarda ese anhelo que fue realidad concreta en la década más maravillosa de nuestra Nación,  aquella que decía: “En esta Argentina los únicos privilegiados son los niños.” Así se consagró la gran liturgia cultural de recordar la importancia de amar sin límites a nuestros pequeños, es la única fórmula cierta de crear una sociedad mejor, cuidando a los niños. 
Hoy vemos con alegría que una sociedad más atenta resguarda a los chicos, si bien falta mucho por hacer,  dedicación  conquistada por la revolución cultural que gestaron Perón y Eva en nuestra Nación. 
Cuando se vivió bien se comienza a ver en cada niño un ser cercano a nuestro corazón, un hijo de la humanidad que avanza en busca de la felicidad. 
Los juguetes del cuarto volvieron a sonreír, otros niños sueñan jugando con aquellos regalos. Hay que darle curso a las sonrisas, ¡dando es como recibimos! Una oleada de generosidad debemos generar a favor de los pequeños. De esta manera mantendremos despierto a nuestro niño interno que jamás fallece…
Un torbellino de recuerdos tomó por asalto nuestra atención, y en el laberinto de las emociones nuestras penas se convirtieron en pacífica dicha. 
A los chicos, a los que aún se atreven a jugar… ¡FELIZ DIA DEL NIÑO!...
                                                              
                                               Máximo Luppino 

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