Alejado de todo protocolo acartonado y hueco, el Papa francisco generó un partido de fútbol por la paz mundial. Reunió a las más grandes figuras del más popular de los deportes del planeta. Un reporte periodístico lo graficaba de este modo:
“El papa Francisco lanzó hoy un mensaje de paz en castellano, la lengua de su corazón, momentos antes de que comenzara el "Partido por la Paz" en el Estadio de Roma, que reúne a estrellas como Diego Armando Maradona, Carlos Valderrama o Diego Simeone.
"Buenas noches, me alegra de que estén reunidos para celebrar este partido tan simbólico, donde se resalta la unión de los equipos, la unión de los que están participando como espectadores y el deseo de todos de que haya paz", afirmó el pontífice en un video emitido en el estadio capitolino.
Jorge Bergoglio destacó la importancia de "jugar en equipo" para que "la competencia, en lugar de ser guerra, se convierta en paz" y saludó a la iniciativa Scholas Occurrentes, una de las organizadoras del encuentro, cuyos miembros plantaron en el estadio el olivo que ha sido donado por el propio Francisco como "símbolo de paz".
Finalmente, el pontífice se despidió pidiendo perdón por haberse expresado en su lengua materna: "Les pido disculpas por hablarles en castellano, pero es el idioma de mi corazón y hoy les quiero hablar desde el corazón".
Las diferencia particulares siempre se dejan de lado cuando existe un ideal solemne y universal que concretar, hablamos de la PAZ MUNDIAL. Existen tres grandes focos de conflicto bélico que amenazan sumergir a toda la humanidad en una oscura y dolorosa noche ausente de dicha. El encuentro deportivo tuvo la característica de ser interreligioso. Es que hoy más que nunca la razón nos señala el camino de la hermandad entre los hombres. Y si las grandes religiones predican la fraternidad entre los hombres bajo la paternidad de un DIOS infinitamente bondadoso que nos señala el camino del AMOR y la VIRTUD, ¿cómo no estar unidos todos los credos por un tan necesario objetivo como es la Paz del mundo?
El Santo Padre Francisco se muestra inmensamente humano en su humildad y sencillez, son estas celestiales características las que santifican su accionar. Hombres de las más variadas creencias se reúnen para brindar un espectáculo singular, un juego por el bienestar de nuestros hermanos atrapados en las garras de las monstruosas guerras.
Representantes de todas las religiones plantaron un olivo en honor a la paz de la sociedad mundial. Nosotros también, desde la fértil tierra de nuestros pensamientos sinceros, sembremos sentimientos de fraternidad y concordia en nuestros corazones. La PAZ es posible si cada uno de nosotros se torna más tolerante, más cariñoso; en concreto, si abrazamos un carácter compasivo. La compasión es el camino.
Gracias, FRANCISCO, por una vez más señalarnos el camino.
Máximo Luppino.
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