Mateo, el niño granaderito de dos años que dejó el traje del “Hombre Araña” para vestir con dignidad y orgullo el uniforme de los bravos guerreros del General San Martín.
La patria sonríe feliz, Mateo le regaló con su soberana inocencia de niño despierto el mandato de nuestros próceres de una Nación libre y un pueblo feliz.
Marchó Mateo junto a los granaderos a rendir homenaje eterno al inmaculado pabellón nacional, marchó al son de su gracia de frágil niño, con la marcialidad de un corazón de puro soldado argentino.
Mateo comprende lo que centenares de intelectuales parecen no entender: La patria está VIVA en el ALMA de todo patriota, de cada hijo de esta tierra de DIOS. La patria es una entidad que late hazañas de hombres desinteresados que todo lo ofrecieron para que nuestro pueblo sea independiente y próspero.
Imaginábamos, mientras Mateo desparramaba calidez y ternura en un haz límpido de patriotismo sin odios, qué orgullosos estarían nuestros héroes de Malvinas caídos en combate al ver al pequeño guerreo custodiar con tanta ternura nuestra BANDERA. Esa bandera que protegieron entregando su vida para verla nuevamente en alto en nuestro suelo ocupado por el cruel invasor.
¡Gracias Mateo por este aire fresco de FE y ESPERANZA!
Máximo Luppino
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