EL TRABAJO ES DIGNIDAD, NO ESCLAVITUD

jueves, 9 de noviembre de 2017


Trabajar para sentir en nosotros el sentido profundamente placentero de reflejar creatividad, de ser útiles a nuestros semejantes, de producir bienes y/o servicios que se consumen y aplican para el desarrollo humano, es muy bueno. 

Trabajar para ganar honestamente nuestro sustento dignifica al SER. Aplicarnos a labores que nos permitan llevar el sustento a nuestro hogar, mientras dichosos nos sentimos reconfortados por lo que hacemos, significa que estamos transitando la senda correcta.  Cuando las manos producen dicha y armonía el corazón se llena de gozo y la mente se expande hasta acariciar el umbral mismo de la infinitud. 
Trabajar para palpar al padre creador presente manifestarse a través de nuestras propias manos, pensando que lo que logramos se lo dedicamos a nuestros seres queridos y al mismísimo DIOS que nos da VIDA a cada instante. 
El abuso artero del trabajo de nuestros hermanos para enriquecerse, acumulando bienes suculentos mientras que los que lo producen apenas pueden comer, es estar asociados al lado negro del planeta, es ser socio del mal. 
Las leyes laborales deben ser un gran ordenador de los esfuerzos de empleadores y empleados bajo la tutela de la equidad y del corazón sensible de los que aman a su prójimo. Dejar de ver al empleado como un esclavo de producción para acumular incontables profanas riquezas de grupos despiadados.
 Mientras los empleados deben honrarse a sí mismos ejerciendo con suma dedicación sus tareas asignadas. Empleadores y empleados dos caras de una misma moneda de producción para construir una sociedad solidaria y justa. 
Nos oponemos a “nuevas” leyes que disfrazadas de convenientes o progresistas sumergen a los empleados a una moderna forma de esclavitud. El mundo marcha rápidamente hacia normas de trabajo donde los obreros participen en un grado de las ganancias logradas con su propio esfuerzo. 
Trabajo es dignidad creativa, no esclavitud inescrupulosa para acumular riquezas de crueles multinacionales, saqueadores de la buena voluntad del humilde. 
Los vientos de mayor equidad humana soplan con más fuerza y grandes transformaciones sociales se aproximan haciendo de nuestro planeta un mundo mucho más justo. 

             Máximo Luppino

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