¿MACRI, CASO JUZGADO?

miércoles, 21 de agosto de 2019


Un gigantesco espectro fantasmal parece acosar de manera permanente el ánimo de Mauricio Macri. Esta incorpórea criatura nació el 11 de agosto con el resultado de las elecciones PASO. 
El presidente de la Nación sueña con revertir en octubre próximo el duro revés electoral que sufrió su administración. Sucede que estamos en presencia de un fenómeno de conciencia colectiva, es decir que reina una fuerte idea de que el tiempo político de Macri finalizó. Propios y extraños tratan a Alberto Fernández como si fuera ya el presidente electo de los argentinos. 

Hablamos de un fenómeno colectivo, toda vez que muchos adversarios de Alberto, inclusive notorios periodistas críticos del ex jefe de gabinete peronista exhiben este definido pensamiento. Se refieren a Fernández como el primer magistrado. Con apreciar las entrevistas radiales, gráficas y televisivas se puede observar el fenómeno certero que señalamos. Sin banda, ni bastón presidencial, Alberto es tratado como en número uno del país. 
Es imperioso reflexionar sobre los fundamentos que llegan al corazón de Macri para estar preocupado. Recordemos que los candidatos a intendentes de Buenos Aires NO desean que acuda el señor presidente a sus distritos. Piensan que Mauricio los perjudica rotundamente en sus elecciones distritales. Es decir, lo tildan de “piantavotos” en su propio rostro. No lo quieren ver en su localidad. ¿Cómo no sentir tristeza y depresión? ¡Con estos soldados es difícil convertir en triunfo hasta la más modesta derrota!
Nada es imposible. En verdad hay que aguardar el dictamen definitivo del soberano en octubre. Esto es así, pero no opaca esta abrumadora dinámica mental social que parece dictaminar que Alberto Fernández ya es el presidente de todos los argentinos. Para los deseos de reelección de Mauricio es este informal dictamen de la calle un escollo enorme, muy difícil de superar. Si además consideramos que las primeras reacciones de Macri fueron irracionales, caprichosas y hasta de desprecio por el dictamen de la gente, parece todo sentenciar otra derrota electoral. Si se quiere, más estrepitosa que la anterior. 
Las personas estamos erróneamente obsesionadas con “el futuro”, a tal punto que no vivimos adecuadamente el presente. Sin pasado no hay presente. Sin presente, el futuro es incierto. Es decir, si Mauricio desea ser un buen candidato, es una instancia primordial ser un aceptable presidente. La fórmula para un abismo electoral de cambiemos es que Macri pretenda ser candidato sin cumplir sus superlativos compromisos como actual presidente de la Nación. 
Dujovne tocó retirada en el momento que quizás se necesitaba más valor y templanza de espíritu. El consumidor de “Chocoarroz” mostró ser un incondicional devoto del FMI y los foráneos intereses que el internacional organismo siempre representó. ¿La culpa es del chancho o del que lo alimentó irracionalmente?
Mauricio tiene ante sí la titánica tarea de llegar con dignidad al 10 de diciembre. No será fácil. El efecto de sus errores e insensibilidad social está tocando su puerta. La fuerza del reproche social es tremenda. Los desocupados, los pobres, los indigentes, la clase media destrozada, nuestros abuelos abandonados a la cruel voracidad de un mercado carente de corazón y despiadado nos exhiben el fracaso superlativo de Cambiemos. 
Construyamos un octubre esperanzador y un diciembre que muestre el principio de una Nación con fuerte compromiso social y verdadero sentimiento patriótico. Hoy hay que recordar que “la patria es el otro”. Es un deber humanista, nacional y cristiano. Nadie se realiza en una comunidad que no está realizada y orientada hacia el bien común. En la felicidad de nuestros semejantes se encuentra nuestra propia e ineludible dicha.
¡Con esta Argentina solidaria y fraternal soñamos!

                     Máximo Luppino

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