EL MERCADO, PRETEXTO DEL MAL

jueves, 5 de septiembre de 2019


Los desalmados titiriteros del capitalismo salvaje le ponen voz al “mercado”. Lo hacen con tono imperativo, concluyente y sublime a la vez. Como si fuera un designio insondable del destino, cual un oráculo del tiempo, dueño absoluto de un determinismo inapelable. 

Dicen: “El mercado le teme a Alberto Fernández, por esto subió el dólar y se desplomaron las acciones de empresas argentinas luego de las PASO” ¡Que afirmación conveniente a Mauricio y a Cambiemos!

En verdad, el mercado no es otra cosa que una proyección ambiciosa y desmesurada de las más bajas pasiones codiciosas de personas con pocos escrúpulos.  Un fantasma sin rostro ni corazón forjado para oprimir las buenas intenciones de los pueblos laboriosos. 
Claro que el mercado debe existir, pero debe ser monitoreado por un estado sensible y con profundo sentir humanista. El mercado como entidad sin control oficia como un grillete oxidado que pretende sujetar la creatividad de los individuos para hacer de cada persona un generador de riquezas materiales, un peón mal pago y condicionado a una tarea que enriquezca a un puñado de perversos sin patria ni familia. 
El criterio en favor de las finanzas de Macri deja a la Nación con cinco millones más de pobres, con una clase media al borde del abismo, con abuelos sin medicamentos y niños desnutridos. ¿Esta barbarie la construyó el “señor mercado” o los amigos y posibles socios del presidente de la república?
Complacer a los mercados resulta tan inadecuado como “pedirle peras al olmo”, es un despropósito. 
Los chicos del Newman juegan al ventrílocuo con las remesas de dinero y les inducen   palabras nocivas a algunos economistas y comentaristas que constantemente hablan contra los intereses populares. 
Como siempre repiten que la culpa de todos los males son los movimientos populares, es decir el peronismo, Alberto Fernández es perseguido por el oficialismo a tal punto que sin ser presidente lo responsabilizan por un eventual futuro gobierno. O sea: Por las dudas, si Fernández llega a ser presidente, desde ya les decimos que ÉL es culpable de toda suerte de calamidades que puedan ocurrir en el planeta y galaxias cercanas…
El colmo de la ignorancia: Cambiemos culpa al pasado gobierno de los males que no supieron ellos resolver y ya que está, extienden la falta hacia un posible próximo mandato…
Las medidas políticas de Mauricio Macri apuntaron desde siempre a satisfacer al mercado. Las consecuencias están dolorosamente a la vista: miles de comedores populares abarrotados de familias que buscan alimento, jubilados sin remedios y niños desnutridos. 
¡Gracias, señor mercado!

Si Alberto Fernández llegara a ser presidente electo de los argentinos y decide mantenerse fiel a los ideales justicialista seguro pondrá al ser humano en el centro de la escena, el trabajo cristalino por y para la gente. Todo comienza y finaliza en el corazón de nuestros semejantes, que son nuestros hermanos.  La producción generosa y creciente para beneficio de la Nación, es decir de nuestra gente. Educar para respetar los valores propios y trascendentes de nuestra argentinidad, en busca de la tan anhelada Comunidad Organizada.
Cuando dicen: “Los mercados reclaman más esfuerzo”, la verdad es: ¡las multinacionales quieren más ganancias! Sin importarles cuantas horas trabajes, ni cual es la condición de los empleados y las penurias de sus familias. 
Los mercados, esa conveniente entelequia esbozada por los poderosos para oprimir y lacerar al pueblo. En estas coordenadas el mercado es un pretexto del mal, más que la existencia armoniosa de un lugar sano para negociar. 
En estos días Alberto Fernández sugiere desde España un vínculo muy cercano con Europa, una integración mesurada con parte de nuestra historia como Nación. Parece todo indicar que Mauricio Macri es la señal del mercado, así fácilmente se esgrime que Alberto Fernández es el rostro de la gente esperanzada de la patria. 

            Máximo Luppino

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