Es el tiempo un mago sin galera, un ilusionista de momentos vividos que nos deja recuerdos indelebles que nos acompañarán durante todo el sendero de la vida. El mismo recuerdo que nos emocionó de desbordante alegría, en otros momentos nos arranca lágrimas de suma nostalgia… Es el mago que trasmuta las apariencias y el sentido mismo de cada recuerdo experimentado…
Tiempo sin principio ni fin, nos acorrala y nos libera, nos acaricias y nos sacude de la modorra del acostumbramiento y la rutina. Tiempo, gran alquimista que permite germinar a las diminutas semillas en árboles gigantes de poder y sombra. Su magia convierte el carbón en diamante, su sublime arte moldea al bruto en sabio maestro con el hálito sublime de DIOS…
El tiempo impacta nuestro ser interior con tal poder que evocando a los amigos y familiares que partieron “hacia la otra orilla” los percibimos con más presencia y nitidez en el ahora que cuando estaban físicamente a nuestro lado. ¡Entonces el tiempo juega con nuestro humano sentido de la realidad!...
La inocencia del hombre pretende medir y tabular su paso en sonoros tic – tac, solo escuchado en diminutas burbujas de infantiles juegos.
¿Podrá el hombre contar las gotas del infinito océano con sus modestas cuentas de limitado entender?...
Amamos al soberano tiempo que nos regala infinitud en el jardín de la esperanza con el perfume infinito de celestial FE. Tiempo modesto y genial que nos conduces a comprender lo inconcebible, a AMAR al TODO en el sublime instante de un segundo lleno de magia de estrellas diáfanas en belleza paradisiaca.
Máximo Luppino
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