Simplemente se fugaron, se retiraron, se fueron de gira, salieron a dar una vuelta, se rajaron por la puerta grande de una institución penitenciaria de máxima seguridad.
Se suma un dramatismo adicional al estar hablando de los hermanos Lanatta sentenciados a cadena perpetua por el tan mentado triple crimen vinculado al lúgubre mundo del narcotráfico. Por si fuera poco, en polémicas declaraciones televisivas en tiempo electoral, los criminales en cuestión intentaron salpicar al ex jefe de gabinete Aníbal Fernández.
La fuga se habría concretado con un arma de juguete (papá Noel mediante) ¿Qué crímenes concretarían con una auténtica? Además, emprendieron su apacible retirada en un automóvil perteneciente a un hombre del servicio penitenciario que tenía las llaves puestas. Hay más, sí. Se apoderaron de un poderoso fusil F.A.L. que portaba un guardia de la institución carcelaria.
Bueno, los nichos de poder de la provincia de Buenos Aires le cantaron -¡presente!- a la flamante gobernadora María Eugenia Vidal. Quizás este serio inconveniente sea útil para Vidal y le permita tener el sano pretexto de tomar enérgicas medidas contra la mafia de la droga enquistada en los organismos estatales.
El próximo capítulo se redactará según aparezcan o no los hermanos Lanatta y en qué condiciones físicas.
Jamás escapa un “ladrón de gallinas”. Toda la fuerza de la ley y firme vigilancia se lo impiden. Claro, otras leyes más “costosas” se mal aplican a los delincuentes peligrosos y millonarios.
El mundo del narcotráfico es el mal mismo en acción denigrante contra la humanidad, un enemigo que pretende anular la conciencia del hombre.
Oficialismo y oposición deben estar hermanados en los temas de estado de tan delicada peligrosidad. De lo contrario, la Nación está en peligro y no es culpa de “los trapitos” o de los vendedores ambulantes, ni de la “salada”. Es responsabilidad de TODOS y en especial de la clase dirigente acartonada e hipócrita.
¡La política continua en deuda con la ciudadanía!
Máximo Luppino| Tweet |
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