El rosario de Francisco

jueves, 18 de febrero de 2016


El mundo de la simbología y la gestualidad es apasionante. Bastó simplemente el obsequio de un rosario bendecido del Santo Padre Francisco a Milagro Sala para que millones de conjeturas y especulaciones se lancen en vertiginosa avalancha por doquier.


Es natural que el Jefe de los católicos asista espiritualmente a los que sufren y pasan penurias, justificadas o no para la finita mirada del hombre. Un pastor cuida siempre de su rebaño, en especial de la ovejas que parecen estar perdidas o padeciendo angustia.

¿Qué clase de católico o humanista puede pretender que un regalo de connotación religiosa y anímica no llegue a manos de un hermano que sufre?

La vida espiritual es fácil de proclamar y muy difícil de experimentar. Este parece ser el caso de Elisa Carrió quien se enfadó airadamente con el Papa por el mencionado presente a Milagro Sala.

Disparó Lilita: “¡No voy a Roma!” Lamentamos contarle a Elisa que La ciudad eterna, origen del esplendoroso Imperio y cuna del renacimiento, seguirá brillando con sus luces de insondable perpetuidad. Además, Todo indicaría que el Vaticano continuará haciendo sonar sus míticas campanas a pesar de la ausencia de Carrió. 

Tanto el bruto como el fundamentalista creen en un dios que refleja sus bajas pasiones de resentimiento y revancha. Los verdaderos religiosos se permiten pensar y obrar de buena FE, meditando en razones más sutiles que las que a simple vista se aprecian.

Un Rosario es un crucifijo con cuentas que ordenan las plegarias. Eso regaló FRANCISCO, un elemento de oración y recogimiento. NO es una ojiva nuclear ni un pasaporte de inmunidad, es un gesto de AMOR a una hermana privada de su libertad, con o sin razón.

Francisco se retiró de México conmoviendo multitudes. Gracias a su santo oficio E.E.U.U y Cuba retomaron relaciones diplomáticas. Reanudó lazos con la Iglesia Ortodoxa de Rusia reuniéndose con el Jefe de esta importante fracción del cristianismo que desde 1050 no tenía diálogos con el Catolicismo. Centenares de ejemplos más podemos dar sobre el rol trascendente del Santo Padre, pero TODO esto no alcanza para Carrió si Francisco no es permeable a sus “caprichos”.

Francisco, al igual que lo hiciera el GRAN MAESTRO, se quedó con los humildes, con los pecadores, con los sencillos de corazón, dejando de lado a los fariseos que se creían superiores a sus hermanos.

Deseamos dejar testimonio del orgullo que sentimos por la obra del Papa Francisco, el argentino más grande de la historia, que caminó por nuestras calles adoquinadas y hoy conmueve al mundo.

   Máximo Luppino

0 comentarios: