ECONOMÍA DE CEMENTERIOS

miércoles, 4 de mayo de 2016

En los cementerios no hay inflación, la economía está muerta, nada se mueve en la rígida quietud de los cadáveres financieros. 

Podemos llegar a inflación 0 a costa de hambre 1000. Marchar como Nación a un hemisferio de necesitados y menesterosos que TRABAJANDO de sol a sol no pueden subsistir. Es un horrendo bosquejo del liberalismo salvaje. No nos gusta esa “maqueta” de satélites famélicos de las multinacionales que desean recrear un feudo capitalista versión siglo XXI. 
“Si el consumidor considera que este nivel de precios es alto, que dejen de consumir”- afirmó el Ministro J.J. Aranguren. Parece un renglón de un desafortunado libro de humor negro ¿Qué comemos, qué vestimos, cómo se adquieren remedios y demás sin dinero, señor ministro?  El gobierno no percibió aún que la mayoría de las protestas sociales obedecen al fantasma del “telegrama de despido” y al espectro atormentador de las “ollas vacías”. 
El mundo obrero se movilizó sin parar al país. Acudió el trabajador a pedir que NO lo despidan y el despedido a solicitar trabajo ¡Cuán poco piden y cuanta indiferencia reciben!
En lo que va de la gestión, Macri aumentó el combustible un 31%. Sueltos de cuerpo afirman que de aquí a diciembre podría aumentar otro 31% más. El estado ideal del Pro-Cambiemos desea unos 500.000 empleados públicos menos como mínimo. De más está decir que arrastrará indefectiblemente a una avalancha de cesanteados en el hemisferio privado.  
El “argumento” de la herencia recibida cada vez posee menos fuerza, ya a 5 meses de mandato de Mauricio Macri se amontonaron medidas en favor de los poderosos industriales y se “ninguneó” al trabajador. Hasta la fecha los obreros y empleados no recibieron “caricia” alguna del gobierno, sólo palos y más palos en forma de tarifas impagables para gran parte de la sociedad. 
Reina madurez cívica y gran responsabilidad sindical, pero los pueblos no se suicidan, ni marchan “gustosos al frio llamado de la muerte”. Estamos inmersos en un peligroso proceso que más temprano que tarde reclamará una salida a este velatorio prometido por los cultores del libre mercado. 
La única economía digna es la que parte de la realidad de abundante dinero en los bolsillos de los trabajadores. Ellos multiplicarán esas divisas nobles ganadas con el sudor de sus horas dedicadas al recto labor. 
En vez de “retiro espiritual” muchos funcionarios deberían experimentar 3 o 4 días de completo ayuno, para así quizás comprender el azote del hambre y desarrollar la compasión de la cual sin lugar a dudas carecen. 
¡Inyecten dinero en los asalariados y la economía florecerá junto a los mejores valores de la argentinidad! 
      
                           Máximo Luppino

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