Estando atrapados en una profunda cueva oscura y tétrica con las amenazantes aguas prontas a inundar totalmente el recinto, sin lugar para retroceder, sólo queda pensar resueltamente en salvarse. Así lo hicieron los tailandeses. Sumaron sus mejores hombres en un concreto esfuerzo colectivo que permitió el éxito de la misión. Los 12 jóvenes y su entrenador se encuentran sanos y salvos.
Sólo debemos lamentar el fallecimiento de un buzo táctico que murió en el sublime acto heroico de ayudar al prójimo. El más brillante de los cielos le brinda felicidad a quien pensó en el prójimo antes que en él mismo.
Tailandia no desperdició energías ni tiempo en “buscar culpables”, en establecer una “ventaja” sectorial ante tan tremendo problema, más bien su positiva actitud los condujo a priorizar la vida de los niños atrapados y concentrarse en edificar una humanitaria solución ante el desastroso incidente que los asechaba.
Argentina parece también estar acorralada en una luctuosa cueva de políticas erróneas, sumergida casi por completo en un tormentoso océano de ausencia de credibilidad. Cuando la confianza se diluye emergen las dudas más crueles que suelen conducir a un lamentable y doloroso fracaso. Basta de “señalar culpables” dentro y fuera de nuestras fronteras. El objetivo es salir airosos y triunfantes de estas cuevas de incertidumbres donde nosotros mismos nos aventuramos a introducirnos. Como argentinos deseamos:
Que nuestro próximo 9 de Julio sea lleno de júbilo y dicha popular, que los funcionarios nacionales puedan mezclarse libremente con el ciudadano de a pie e intercambiar calurosos saludos de esperanzas.
Que un marcial desfile cívico-militar marque el compás de una sociedad hermanada y resuelta a ser una Nación poderosa y magnánima como la que San Martín y Belgrano soñaron.
Que jamás olvidemos a nuestros héroes de Malvinas y a los no menos 44 valientes tripulantes del ARA SAN JUAN. Ellos murieron cumpliendo una misión de soberanía.
Que el victorioso salvataje en las cuevas de Tailandia nos inspire a construir la gran epopeya nacional de estar resueltos a forjar nuestra patria soberana y justa.
La vida es muy valiosa como para desperdiciarla en egoístas menesteres. Trabajemos para la grandeza espiritual y el bienestar material de toda nuestra sociedad. Toda vida es sublime, la del joven, el anciano y también del SER que aún no nació.
Salgamos de las cavernas de los pusilánimes, ingresemos en el cristalino sendero de los resueltos. Tal como los dichosos pequeños tailandeses, nosotros también salgamos a la luz de la generosa libertad.
Máximo Luppino
Tweet |
0 comentarios:
Publicar un comentario