NADANDO EN LA ARENA

jueves, 4 de octubre de 2018


Desde que “Cambiemos” se instauró en el poder político nacional, el pueblo de la república parece ser azotado por un tsunami de penurias. 

El plan es la entrega de nuestra identidad nacional. El objetivo, reducirnos a la más pequeña de las colonias del cruel imperio dominante. Próceres desterrados de nuestro papel moneda, consentir el uso de pasaportes para viajar a nuestras queridas Malvinas, como si fuéramos a otro país, parecen otorgarle derechos al pirata invasor.  
Arrodillado, sin sonrojarse, se le entregó el manejo económico de la Nación al Fondo Monetario Internacional (FMI) Para más claridad conceptual, nuestro presidente, a viva voz manifestó sus deseos más íntimos: Los argentinos ya se van a enamorar de Lagarde como él.   
El desgraciado incidente de nuestro querido ARA SAN JUAN con los 44 nuevos héroes de la Nación es todo un capítulo de desidia y horror gubernamental en sí mismo.
 ¡DIOS guarde en su infinita bondad a nuestros soldados de la patria!
“Cambiemos” cambió el trabajo por desocupación, las changas por el retorno de los trueques barriales y la mesa con alimentos por hambre crónica…
Los trabajadores nadan en la arena para poder subsistir y los desocupados bucean en la negra noche de la desesperanza. 
Ahora vaticinan que viviremos varios meses muy difíciles ¿Esto que padecemos es un viaje por Disney? Ya con casi tres años de gobierno, la gente consolidó un concepto concreto y definido sobre el gobierno de Macri. Esta medición de valor de gestión se mide en números negativos…
“Los peores días de los trabajadores son de Cambiemos”
Ya no tenemos Ministerio de Trabajo ni de Salud, el achique de la Nación parece no tener fin, mientras los señores ministros continúan con sus fortunas invertidas en el exterior, casi como un manifiesto de inoperancia propia o quizás como un acta impune y cobarde de rendición a las internacionales finanzas. 
El panorama oscila entre muy triste y desolador, pero hay patria, hay pueblo y gente que ama la tierra donde nació y vio morir a sus padres y abuelos. Con viejas tacuaras de ideales heroicos de un magnífico tiempo de valientes que siempre están para ver ondear solemne e inmaculada nuestra bandera Argentina. 
El proceso de recuperación de la argentinidad está en marcha y su derrotero es glorioso. Con la bendición de DIOS, nuestro señor, la patria con sus humildes dignos trabajadores volverá a sonreír. 
¡Los pueblos no se suicidan, DIOS protege a sus amados hijos!

                   Máximo Luppino

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